¿Podrá Linux dominar el escritorio?

Hace varios días se hacia eco en muchos portales linuxeros del deseo de Linus Torvalds de aún querer que su sistema operativo corra en la mayoría de computadoras del mundo. A pesar de que el sistema operativo del informático finlandés ha logrado posicionarse en la mayoría de los dispositivos portátiles como tabletas y teléfonos celulares, y de ser el rey indiscutible en el sector de los servidores, todavía tiene un muy bajo porcentaje de usuarios de escritorio.

Un poco de historia

Las primeras versiones del núcleo Linux fueran liberadas hace más de veinte años y el sistema se controlaba a través de una interfaz de línea de comandos (sí, parecida al «Símbolo del Sistema» de Windows). Por aquellos días Linux era bastante desconocido entre usuarios caseros y las únicas interfaces gráficas que había eran esas ya arcaicas ventanas con bordes cuadrados y colores pálidos, como la mayoría de sistemas herederos de UNIX. Uno de los intentos más conocidos -para el sector corporativo- de vestir a Linux, era el Common Desktop Environment, que nació como el esfuerzo de algunas empresas de nombre como HP, IBM y las desaparecidas SUN Microsystems y Unix System Laboratories.

CDE era la cara más conocida de las estaciones de trabajo Linux
CDE era la cara más conocida de las estaciones de trabajo Linux

En 2001 Sun Microsystems anunció que seguiría usando GNOME como entorno de escritorio en vez de CDE. GNOME y KDE son dos escritorios que habían nacido hacía apenas unos años, y que tomaban rumbos diferentes en parte a su concepción de uso, y a la ingeniería que separaba radicalmente a ambos proyectos. GNOME usaba GTK+ y KDE usaba QT. Sus programas lucen aún hoy día bastante diferentes, lo que daña la idea de uniformidad en Linux, aunque es posible cambiarse eso para que las aplicaciones se vean normalmente. GNOME usaba -hasta la versión 2- un entorno sencillo, sobrio y con las opciones más útiles, mientras KDE apostaba por un set de colores e íconos de tipo caricaturesco, y un escritorio lleno de opciones, cosa que irritaba a algunos usuarios. El mismo Torvalds fue un gran fan de KDE hasta su versión 3, pero a partír de KDE 4, pasó a usar GNOME 3 y parece no quejarse tanto como antes.

Hoy en día existen varios entornos de escritorio, pero se mantienen los ya conocidos GNOME y KDE, y aún con soporte técnico las antiguas versiones de GNOME que siguen funcionando en muchos negocios y empresas.

Linux para seres humanos

Corría 2004, y el panorama de las distribuciones ponía a Mandrake como la más popular. Linux seguía siendo un sistema de nerds -mucho menos arcaico que hacía 10 años-, pero apareció un gran competidor. Un millonario empresario sudafricano llamado Mark Shuttleworth empezó su idea de empresa con una distribución basada en la estable Debian, que fuera lo suficientemente sencilla para los usuarios finales. Las primeras versiones de Ubuntu no eran demasiado bonitas, pero empezaron a traer aún a más frikicillos de las computadoras lo que hizo también más popular al sistema. Pocos años después, Ubuntu había superado de lejos a Mandrake, se las veía de «tú a tú» con distribuciones profesionales como Fedora y empezaba a volverse una verdadera alternativa a los sistemas operativos tradicionales. El aporte más significativo de Ubuntu quizás sea su interfaz Unity, un esfuerzo para unificar la experiencia de usuario entre computadora, tableta y teléfono móvil.

Mark Shuttleworth sosteniendo una tableta con Ubuntu
Mark Shuttleworth sosteniendo una tableta con Ubuntu

La falacia de la democracia de Linux

Si bien Linux tiene una gran cantidad de gente trabajando en su desarrollo y otros muchos en su promoción, tiene el terrible problema de la democracia. A pesar que su naturaleza cooperativa ha ayudado a difundirlo en escuelas, universidades e instituciones gubernamentales, la cantidad de forks de Linux representa un gran problema. La mayoría de distribuciones pone a sus principales desarrolladores a debatir sobre las opciones a futuro de su sistema y lo hacen saber a la comunidad para tomar decisiones. El gran problema que le veo el proceso es que al igual que las democracias de la vida real, las democracias informáticas dejan a un buen porcentaje de usuarios contentos, y otra buena parte de descontentos. Alguien toma la vocería de los insatisfechos y hacen un fork del software principal, lo que desvía tiempo, recursos y a muchos buenos profesionales en proyectos que pueden no ser necesarios, y que incluso fracasen. En eso Windows y OS X no tienen problemas y la mayoría de sus usuarios no entenderían lo complicado de tener democracias en Linux.

El debate y la democracia no funcionan en el mundo de la tecnología
El debate y la democracia no funcionan en el mundo de la tecnología

El empujón de Steam, Android y las Chromebooks

A pesar que desde hace tiempo varias empresas tecnológicas han sacado versiones de sus populares programas para Linux, algunas tienen mayor impacto. En 2012 fue oficial el rumor que corría desde hacía varios años sobre la idea de portar Steam para Linux. Disponer de la tienda de juegos digitales más popular pone a Linux en un plano diferente. De hecho, Valve trabaja en SteamOS, una versión de Debian modificada para funcionar con todos los servicios de Steam, y ya se venden algunos modelos de Steam Machines.

Android es un sistema desarrollado para dispositivos móviles y que cuenta con un núcleo Linux. Es a día de hoy el sistema más popular entre los dispositivos móviles, y representa una gran ironía pues tiene más usuarios que Microsoft y Apple (que a su vez dominan el PC). Finalmente las Chromebooks son la apuesta de Google por un portatil que está a medio camino de las tabletas y las laptops tradicionales. Incluye un sistema operativo llamado ChromeOS que al igual que Android está  basado en Linux. Sus ventas siguen creciendo en Estados Unidos, y ya es relativamente sencillo conseguirlo en otros países, como aquí en Colombia.

Con esto Linux debería tener en el mediano plazo una grandísima cantidad de usuarios amantes de los videojuegos, los teléfonos móviles y las computadoras sencillas.

Chromebook de Samsung
Chromebook de Samsung

Conclusión

Linux tiene un inmenso potencial, que ha ido desarrollando a lo largo de los años. Ha crecido lento, pero seguro, y logrando lugares cada vez más altos entre los usuarios domésticos, pero no creo que este sea el año de Linux. Francamente no se cuando será «el año de Linux», una fecha que venimos anunciando hace más de una década. Linux tiene grandes compañías y gobiernos que lo están impulsando, pero es poco probable que el sistema operativo Linux que deseamos que sea popular, sea el mismo que usamos.

Para explicarme mejor, no creo que distribuciones como Ubuntu o Fedora logren ser el sistema operativo de escritorio de la mayoría de hogares, al menos en unos años. El desarrollo de Linux tiene que afrontar aún temas técnicos y de ingeniería nada sencillos como el modelo de liberación (Rolling Release o Ciclic Release), el entorno de escritorio, y en general la estandarización de muchos de sus componentes, de tal forma que los desarrolladores y terceros puedan desarrollar aplicaciones que puedan funcionar en cualquier distribución.

Creo que el futuro inmediato está en el ya conocido sector de servidores, centros de investigación y desarrollo científico, y por supuesto los dispositivos móviles. Dicho de esa forma Linux ya está en todos los computadores -de alguna forma-, pero todavía no está listo para el escritorio.