Hace unas pocas horas que finalizó la EVO 2014 (La competencia más grande de videojuegos de lucha en el mundo) y sinceramente quedé sorprendido al ver la cantidad tan pequeña de dinero que se les otorga a los participantes para ser una competencia tan famosa (18 millones de vistas en twitch). Para poner sólo un ejemplo, en Ultra Street Fighter IV (evento principal) el ganador recibe 17.154 USD mientras que el treceavo (el último en recibir premio) recibe sólo 100 dólares y por cortesía de CAPCOM, ya que esto casi nunca ocurre. Ustedes dirán 17.000 dólares es una buena cantidad para ser ganada en tan sólo tres días, pero el EVO es la competencia más importante en el género de lucha y las cantidades entregadas por otras competencias no son siquiera comparables.
Para ponerlos en contexto, Daigo Umehara (el jugador más famoso en la historia de los juegos de lucha y artífice del momento más épico en la historia de los videojuegos) sólo ha ganado 36.233 dólares por concepto de premios en torneos de videojuegos en los últimos 10 años. Es cierto que él es famoso en la escena y recibe entradas por la venta de sus libros y de uno que otro patrocinio, pero recibiría mucho más dinero si se dedicara a ejercer cualquier otra profesión en Japón. Los patrocinios se consiguen por ganar torneos, por lo se debe ser exageradamente bueno para poder vivir de los videojuegos. Adicionalmente la presión que hay por ganar es muy alta ya que las necesidades económicas del jugador sólo pueden ser solventadas si este alcanza puestos altos en los torneos (Daigo este año ni siquiera pudo superar los clasificatorios).
El costo del viaje, estadía, alimentación, e inscripción al evento hacen que el único resultado rentable sea el de campeón. El problema es que la calidad de los competidores es altísima y son demasiados (Casi 2000 para el EVO de este año sólo en Street Fighter), lo que hace que mantener el rótulo de campeón sea una verdadera odisea. Otra es la historia con los juegos de estrategia (StarCraft, Warcraft, DotA, League of Legends) y disparos en primera persona (Call of Duty, Halo, Unreal Tournament, Quake) donde los premios por torneo alcanzan varios millones de dólares. Hoy en día, vivir de los videojuegos es algo que se hace “por amor al arte” más que por conseguir dinero, el 90% de los gamers profesionales tienen otra profesión (Daigo por ejemplo es enfermero) ya que vivir de los videojuegos es muy complicado, incluso en los países desarrollados. Un gamer profesional practica 8 horas diarias 7 veces a la semana pero el sueldo recibido no es suficiente para esa cantidad enorme de esfuerzo, aunque es claro que los deportes electrónicos (eSports) están en crecimiento y las cosas sólo pueden mejorar. Tal vez en unos años la situación cambie, pero si no vives en Estados Unidos o Japón y no te gustan los juegos de estrategia, disparos o fútbol y quieres vivir de los videojuegos, deberías considerarlo dos veces.